lunes, 24 de marzo de 2008

Creciendo aprendí...

Que una casa no siempre es un hogar.
Que no siempre se ama la vida.
Que el amor te puede doler.
Que soñar cuesta poco, pero mantener los sueños a veces cuesta la vida.
Que un sueño puede morir, y que a veces soy yo quien debo matarlo.
Que no puedo tener un millón de amigos, que con uno o dos debo conformarme. El resto son amistades, mas no amigos.
Que un parque puede ser inseguro.
Que sólo un amigo puede traicionar, porque es de quien esperarías lealtad.
Que tomar las propias decisiones genera miedos, y abre la posibilidad del fracaso.
Que es más fácil perdonar a otros que a uno mismo.
Que la pasión agota y se agota.
Que en esta vida nada es seguro.

Por eso, crecer cuesta. Cuando niño, deseaba ser grande. De grande, a veces añoro ser niño, hasta que recuerdo…
Hago memoria…
Me doy cuenta…
Que creciendo también aprendí…

Que ser hijo es hermoso, pero ser padre es sublime.
Que la sonrisa de un niño puede ser la más hermosa caricia para el alma.
Que la sonrisa de un anciano reconforta el corazón.
Que toda vez que un sueño muere, otro lo reemplaza.
Que aún los sueños que parecen muertos, pueden resurgir renovados.
Que uno o dos amigos de verdad son más cercanos de lo que un millón podrían ser.
Que no hay mejor lugar que estar debajo de un árbol.
Que una tarde lluviosa puede ser la mejor tarde de tu vida.
Que un solo beso puede significar más que veinte noches de pasión.
Que un fracaso de hoy puede ser el sueño cumplido de mañana.
Que es mejor perdonar que esperar perdón.
Que el miedo vigoriza cuando no te paraliza.
Que no debo desesperar, porque sí hay algo seguro: Después del tornado, siempre sale el sol.
En fin…que vale la pena crecer.

Maximiliano Bernis, 2004

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